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¿Nos afecta en algo dárnosla en la pera los fines de semana?

Lara Rozas


Dedicado a las manijas de mis amistades


Por ahí no es el momento más oportuno para recordar aquellas reuniones con nuestras amistades antes de este contexto. Probablemente sea una de las cosas que mas extrañes. Ahora bien, ¿Eras de esas personas que tal vez durante la semana no consumían alcohol (o al menos no en grandes cantidades) pero llegaba el finde y pintaba el exceso de alcohol?. Si sos de esas personas, ¿te preguntaste alguna vez si este tipo de consumo esporádico puede afectar tu salud?. Si la respuesta es sí, ¡Éste artículo es para vos!


El consumo episódico excesivo de alcohol (BD - binge drinking) es una práctica social que se da entre pares, y que se caracteriza por el consumo de grandes cantidades de alcohol en poca cantidad de tiempo, generalmente los fines de semana, a lo que le sigue un período de abstinencia... hasta el siguiente episodio. ¿Pero cuál es el criterio para definir un BD? Hay un poco de controversia con el término, debido a que no hay un punto de corte universal. Read, y colaboradores (2008) establecen que un consumo intensivo típico es de 4 o 5 bebidas, y de 6 a 7 bebidas sería un consumo intensivo duro. Sin embargo White, Kraus y Swartzwelder (2006) encontraron que un consumo típico era de 10 o más bebidas (en hombres), y 8 o más bebidas (en mujeres). Por otro lado, no sería lo único en lo que no hay consenso: Resulta que no es lo mismo consumir cierta cantidad de alcohol en el transcurso de 5 horas, que consumir esa misma cantidad de alcohol en 1 hora. El “National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism” (NIAAA) estableció que en adultos un BD corresponde a 5 o más bebidas para hombres, y 4 o más bebidas para mujeres, consumidas en aproximadamente dos horas. Sumado a estas diferencias, tampoco hay consenso sobre la frecuencia en la que se produce el episodio. Lo más aceptado es considerar un BD cuando se produce al menos una vez al mes o cada dos semanas (Parada et al., 2011a).

Ahora bien, luego de estas distintas concepciones sobre la práctica en cuestión, la pregunta sería: ¿Es nociva esta práctica para nuestras funciones ejecutivas? Beldarrain y Ustárroz (2012) definen a las funciones ejecutivas como la capacidad de pensar una meta concreta, la capacidad de organizar los medios para poder alcanzar una meta, teniendo en cuenta las consecuencias y las posibilidades de éxito. En otras palabras, dirigen la conducta y son las encargadas de adaptar la conducta a la sociedad.

Diversas investigaciones se han realizado para poder definir el impacto que puede causar el BD en las funciones ejecutivas. Gil-Hernandez y García Moreno (2016) detectaron que en historias breves de BD no había diferencias en la realización de tareas ejecutivas, incluso algunas personas BD puntuaron mejor en comparación a las personas no BD. Esto parecería indicar que este patrón de consumo no impacta en el rendimiento neuropsicológico de aquellos individuos que no superan los 5 años de esta forma de consumo. Según Gil-Hernández et al. (2017) es razonable asumir que quienes llevan largos periodos de tiempo consumiendo de esta forma presentarán significativamente más alteraciones neuropsicológicas que aquellos que recién comienzan a beber de esta forma. También hay estudios que dicen que aquellas personas BD que habían puntuado más bajo que las no BD, luego de dos años de suspendida la práctica, su rendimiento se equiparó al de los no binge drinkers (Parada et al., 2011b). En resumen, puede ser que las pruebas neuropsicológicas no detecten muchas dificultades en binge drinkers, pero algunos autores percibieron diferencias en tareas de la vida diaria. Detectaron que los jóvenes binge drinkers son más desinhibidos y muestran conductas sociales inapropiadas, presentan altos grados de impulsividad, así como falta de autocontrol y problemas de inhibición de conducta, lo que provoca que tomen decisiones de manera rápida y sin reflexionar lo suficiente (Gil-Hernandez y García-Moreno, 2016). Entonces, puede que los rasgos impulsivos de personalidad se relacionen con el comportamiento de beber (VanderVeen, Cohen y Watson, 2013). ¿Pero cómo saber si estos jóvenes no eran así antes de empezar a incursionar en dicha práctica? It’s a mystery.


Una consecuencia del consumo episódico excesivo de alcohol y que aparece relacionada con la impulsividad es un bajo rendimiento en la toma de decisiones (Lopez-Canela et al., 2014)) o incluso la toma de decisiones desventajosa (Acuña et al., 2013). Por ejemplo, el aumento de la probabilidad de tener una conducta sexual no planificada (Bersamin et al., 2012). Dichos autores investigaron que jóvenes universitarios han tenido frecuentemente relaciones sexuales con extraños bajo los efectos del alcohol, y demostraron que el número de veces que los estudiantes universitarios habían atravesado un consumo excesivo se asociaba a la frecuencia en que tenían relaciones sexuales con extraños. La evidencia disponible indica que las creencias y expectativas relacionadas con el alcohol y el sexo son factores potencialmente importantes para predecir la conducta sexual después de un episodio de excesiva ingesta de alcohol (Orchowski et al., 2012). Éstos últimos encontraron que hay una creencia que sostienen los jóvenes universitarios en donde “embriagarse va a potencializar el coraje”. Es decir, una conducta sexual no planificada luego de una noche de BD, seguido en ocasiones de arrepentimiento, lo que se define como “miopía hacia el futuro” (Verdejo-García et al., 2006) o como una toma de decisión desventajosa. Es decir, valorar la recompensa inmediata sin tener en cuenta las posibles consecuencias negativas. Es así como el consumo de alcohol podría propiciar una situación de bajo control de impulsos, como por ejemplo una conducta sexual riesgosa (Folgar et al., 2015) o mandarle un mensaje al innombrable de tu ex. Pero… si sos binge drinker y no estás bajo los efectos del alcohol, ¿Se encuentra un rendimiento mejor en la toma de decisiones o sólo es observable bajo los efectos del alcohol? Mmmmm…


Más allá de todas estas investigaciones citadas, es necesario destacar que hay mucha diversidad en los resultados que éstas obtienen. Muchas investigaciones varían en función a las pruebas neuropsicológicas administradas, otras en la muestra, otras en la concepción de un episodio BD, etc. Con lo cual, todavía hay que seguir investigando sobre el tema para que se pueda llegar a un consenso sobre si podemos seguir dandonosla en la pera los findes, o tenemos que controlarnos un poco y planificar nuestros consumos para no generar daños en, entre otras cosas, nuestras funciones ejecutivas y poder tomar decisiones más ventajosas. Mientras las investigaciones avanzan, podemos pensar que hasta que no haya consenso sobre si las personas binge drinkers tomamos decisiones desventajosas en nuestra vida diaria, no vamos a resignar nuestros 4 vasitos de bebida alcohólica con nuestros amig@s.


Referencias

Acuña, I., Castillo, D., Bechara, A., & Godoy, J. C. (2013). Toma de decisiones en adolescentes: rendimiento bajo diferentes condiciones de información e intoxicación alcohólica. International Journal of Psychology and PsychologicalTherapy, 13(2), 195-214.

Beldarrain, M. G., &Ustárroz, J. T. (2012). 1. Neuropsicología de la corteza prefrontal y funciones ejecutivas: una visión panorámica. In Neuropsicología de la corteza prefrontal y las funciones ejecutivas (pp. 3-18).

Bersamin, M. M., Paschall, M. J., Saltz, R. F., & Zamboanga, B. L. (2012). Young adults and casual sex: The relevance of college drinking settings. Journal of sex research, 49(2-3), 274-281.

Folgar, M. I., Rivera, F. F., Sierra, J. C., & Vallejo-Medina, P. (2015). Bingedrinking: conductas sexuales de riesgo y drogas facilitadoras del asalto sexual en jóvenes españoles. Suma psicológica, 22(1), 1-8.

Gil-Hernandez, S., &Garcia-Moreno, L. M. (2016). Executive performance and dysexecutive symptoms in binge drinking adolescents.Alcohol, 51, 79–87.doi:10.1016/j.alcohol.2016.01.003

Gil-Hernández, S., Mateos, P., Porras, C., García-Gómez, R., Navarro, E., & García-Moreno, L. M. (2017). Alcohol Binge Drinking and Executive Functioning during Adolescent Brain Development. Frontiers in Psychology, 8.doi:10.3389/fpsyg.2017.01638

López-Caneda, E., Rodríguez Holguín, S., Corral, M., Doallo, S. y Cadaveira, F. (2014). Evolution of the binge drinking pattern in college students: Neurophysiological correlates. Alcohol, 48, 407-418.

Orchowski, L. M., Mastroleo, N. R., &Borsari, B. (2012). Correlates of alcohol-related regretted sex among college students. Psychology of Addictive Behaviors, 26(4), 782.

Parada, M., Corral, M., Caamaño-Isorna, F., Mota, N., Crego, A., Rodríguez Holguín, S. y Cadaveira, F. (2011a). Definition of adolescentbingedrinking. Adicciones, 23, 53-63.

Parada, M., Corral, M., Caamaño-Isorna, F., Mota, N., Crego, A., Rodríguez Holguín, S., y Cadaveira, F. (2011b). Binge Drinking and Declarative Memory in University Students. Alcoholism: Clinical and Experimental Research, 35, 1475-1484.

Read, J. P., Beattie, M., Chamberlain, R., & Merrill, J. E. (2008). Beyond the “binge” threshold: Heavy drinking patterns and their association with alcohol involvement indices in college students. Addictive behaviors, 33(2), 225-234

VanderVeen, J. W., Cohen, L. M., & Watson, N. L. (2013).Utilizing a multimodal assessment strategy to examine variations of impulsivity among young adults engaged in co-occurring smoking and binge drinking behaviors.Drug and alcohol dependence, 127(1-3), 150-155.

Verdejo-García, A., Vilar-López, R., Pérez-García, M., Podell, K., &Goldberg, E. (2006). Altered adaptive but not veridical decision-making in substance dependent individuals. Journal of the International Neuropsychological Society, 12(1), 90-99.

White, A. M., Kraus, C. L., &Swartzwelder, H. S. (2006). Many college freshmen drink at levels far beyond the binge threshold. Alcoholism: Clinical and Experimental Research, 30(6), 1006-1010.


 

Lara Lucila Rozas

Psicología UBA

ATP 2° en Salud Pública y Salud Mental I

Haciendo todo lo posible para que me guste el vino.


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