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Entrevista al Dr, Cristian Garay

-Esta nota es una desgrabación de la entrevista al Dr. Garay que pueden escuchar en nuestra página o en varias plataformas que figuran aquí.


Cristian Garay es Doctor en psicología, Subsecretario de Investigación y Profesor adjunto de la materia Clínica Psicológica y Psicoterapia, cátedra 2 en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Presidente del capítulo de Psicoterapia, AAP. Autor de más de 100 artículos científicos, de divulgación, pedagógicos y capítulos de libro.


Belen Mingorance: E1

Leandro Gimeno: E2

Cristian Garay: CG


E1: Bueno, en principio te queremos agradecer por participar de la entrevista, tenes un curriculum muy extenso, y queremos difundir un poco lo que sabes. Para arrancar, ¿por qué elegiste psicología?


CG: Hola ¿qué tal? Muchas gracias por la invitación, por la idea de la entrevista. Me lleva esto muchos años atrás a pensar cuando terminaba la secundaria, la elección de la carrera. Yo, la verdad no arranqué en psicología, sino que comencé a estudiar Bellas Artes. Pintura en ese momento. Lo que en ese momento era la Escuela Nacional de Bellas Artes que se llamaba Prilidiano Pueyrredón, que ahora forma parte de la Universidad Nacional del Arte, de la UNA. En ese contexto, venía estudiando pintura y estaba muy entusiasmado con el arte, no estaba en mis planes estudiar Psicología. Pero conforme fui estudiando algunas materias teóricas, de Filosofía y Psicología en la carrera, sumado a que tenía como inquietud estudiar algo más teórico en ese momento, más filosófico o de esa índole. Estaba entre Filosofía o Psicología, ésas eran mis opciones. Me decidí por la Psicología por la aplicación práctica, que me interesaba. También por mi recorrido hasta ese momento no tenía mucho contacto con la Psicología más que haber hecho una terapia, de tipo psicoanalítica, con un psicoanalista lacaniano. Comencé el CBC, me entusiasmé e hice las dos carreras a la vez (Pintura y Psicología). Hasta Psicopatología mi vida era un infierno, iba con todos los bastidores a la Prilidiano Pueyrredón y después iba la Facultad de Psicología, en Once. Hasta que en un momento no di más y bueno, perdí un poco el entusiasmo por la pintura, esa etapa fue culminando y ahí me dedique de lleno a Psicología. Siempre tuve interés durante la carrera en estudiar filosofía también, de hecho leía mucha filosofía durante la carrera. Y ya desde segundo año tenía una visión bastante crítica del psicoanálisis lacaniano, pero me resultaba muy interesante de estudiarlo desde una perspectiva crítica. Leía Foucault, Deleuze, todos esos autores bastante críticos del psicoanálisis lacaniano, y me interesaba la crítica por ese lado en ese momento. También leía Nietzsche. Bueno, comencé la docencia universitaria antes de recibirme, como ayudante alumno en la materia Problemas Antropológicos en la Psicología. Con mi gran amigo Guido Korman, con quien continuamos trabajando junto hasta hoy y recorriendo una larga amistad, empezamos ahí nuestro camino en la docencia universitaria. Era interesante que uno de los profesores adjuntos de Antropológicos había sido docente mío también en Bellas Artes, habíamos ido a Cuba a realizar una muestra colectiva de la cual él era curador y era profesor de Filosofía, Estética y estaba en Problemas Antropológicos. Ese era mi recorrido de Grado.


E1: Una vez que terminaste el grado ¿Cómo fue el comienzo hacia la psicología clínica?


CG: Bueno, fue un salto muy importante porque de todo este bagaje teórico-filosófico, cuando yo me recibo… choqué con la dura realidad de recién graduado y la inserción profesional como psicólogo, que es muy difícil. Había trabajado como acompañante terapéutico cuando era estudiante y continuaba siendo acompañante terapéutico como graduado. Di el examen de residencia, de la residencia de la municipalidad en ese momento, del Gobierno de la Ciudad y el primer año no entré. Entonces, el año siguiente me tomé más en serio el estudio y ahí sí me reuní con un grupo muy estudioso para el examen, que entraron todos, así que fue muy eficaz la metodología de encierro y estudio que realizamos durante unos meses. Y bueno, entonces comencé mi residencia en el Hospital Argerich. Yo paralelamente había sido invitado a dar clases en la cátedra de Psicoanálisis Freud y me había ido de Problemas Antropológicos por desacuerdo con algunas cosas, cosas que pasan en las cátedras, y empecé a ser ayudante de Freud, a dar clases sobre textos que había leído muchísimas veces a lo largo de la carrera, casi que no necesitaba estudiarlos. Estuve tres años en esa cátedra, que coincidió con mi graduación, primer año de graduado, primer año de residencia. Toda esa etapa. Y en ese contexto, comencé a trabajar con pacientes en la residencia, en el año 98/99, es decir previo crisis del 2001, una recesión económica muy grande, una crisis económica muy fuerte en el país. Con mucha población precarizada, mucha gente de clase media que se empobrecía, algo como lo que está ocurriendo hoy en día. Había empezado todo lo de los cartoneros, y mucha gente que no tenía trabajo y estaba en situaciones muy precarias. Y la verdad es que yo atendía a pacientes en esa situación e iba a las supervisiones de los lacanianos y no sentía que estaban vinculadas una cosa con la otra. Sentía que las discusiones filosóficas que tenían lugar en las supervisiones no me servían para ayudar a la gente. Tenían problemas económicos, problemas de violencia, problemas sociales y por supuesto, trastornos mentales, y dificultades que resolver. Me parecía que necesitaba una ayuda más concreta, entonces comencé a buscar alternativas, a explorar otros marcos teóricos, Primeramente estudie un poco de terapia sistémica. Yo seguía con mi interés por la filosofía pero sentía que mi trabajo era ayudar a la gente, pero bueno, cuando comencé a tener más esta necesidad clínica, me parecía que una cosa eran las discusiones filosóficas de Foucault y Lacan, y otra era la necesidad de una persona con un trastorno de ansiedad que no le permitía salir de su casa, e ir a recoger cartones para darle de comer a sus hijos. Al comienzo no me sentí muy cómodo con los modelos que exploré, no me habían resultado muy interesantes. Entonces un amigo que había terminado la residencia de psiquiatría y nos daba clase de psicofarmacología, nos había transmitido mucho, por lo menos a mí y a mis compañeros, la inquietud de leer publicaciones científicas sobre psicología clínica. Y a mí me había interesado mucho, y empecé a leer Journals que, para ese momento no habían sido de mi interés. Como les digo, yo venia del arte, materias muy anticientíficas como Problemas Antropológicos, y críticas del mito del occidente y escepticismo y bueno todo lo que ya se sabe. Pero en ese momento me resultó muy interesante la psicofarmacología por un lado, y me resultó muy interesante la psicología clínica basada en la investigación, y ahí empecé a leer que uno de los tratamientos con más evidencias era la familia de las terapias cognitivos conductuales y dije “bueno, voy a ver quién enseña esto acá”. Y entonces, junto con Guido (Korman) y Omar Alva, lo conocimos a Eduardo Keegan. Y empezamos a estudiar el posgrado de Eduardo en terapia cognitiva y bueno fue como un hallazgo impresionante, una apertura a todo un mundo del campo de la investigación y rever también la parte cultural de los pacientes desde otra perspectiva. Guido se involucró mucho con eso, trabajamos con los síndromes dependientes de la cultura. Porque cuando uno habla de psicología, habla de diversidad cultural, pero no solo la parte filosófica y Lévi-Strauss y todo eso sino ver cómo realmente contemplan las variables culturales de la población que atendemos y demás. Cuando empecé a trabajar con esos modelos, supervisé con Eduardo, que generosamente comenzó a supervisar en el Hospital Público en forma gratuita. Lo llevábamos de supervisor, fue todo un escandalete en el mundo Residencial. Fue un poco resistido, perdí algunos amigos que tenía hasta ese momento pero bueno, fue algo que realmente me impresionó cómo poder en pocas semanas realmente ayudar a una persona que estaba trabada con su problema y que no lo tuviera más. Y que si alguien tenía TOC dejara de tener los rituales, y si tenía Trastorno por pánico pudiera gradualmente recuperar su libertad. O sea, un montón de cosas que hacían que sintiera que realmente mi profesión empezaba a tener un sentido y mi trabajo como residente, formándome en psicología clínica en el hospital tenía realmente el sentido de ayudar a la población aquejada por estos problemas y bueno me interesó después la esquizofrenia, la terapia cognitiva de la esquizofrenia. También fue muy interesante pensar desde esas perspectivas, pensar cómo ayudar a quien padece un trastorno severo, cómo trabajar en equipo. Me encantó trabajar en equipo con los médicos y con todos los profesionales de la salud. De hecho después empecé a ir mucho a los grupos de formación de los médicos, empecé a estudiar semiología psiquiátrica, todos los cursos que tenían ellos me resultaban más interesantes que los que teníamos los psicólogos, que no eran de psicología clínica sino del seminario equis de Lacan. Sentía que aprendía mucho más con los médicos, y bueno, ahí fue que tuve algunos problemas con los Jefes de Residentes pero bueno, fueron superados, y el saldo fue enormemente positivo. Recomiendo mucho a los recién graduados hacer la residencia, es una experiencia irremplazable.


E: Que interesante lo que comentás, sobre todo porque es lo que queremos promulgar desde la Revista. Desde que somos estudiantes debemos empezar a involucrarnos, y leer papers o Journals científicos, y perderle el miedo. Mencionaste tu paso por la residencia, ¿cómo fue trabajar en dispositivos, en hospitales públicos, que obstáculos suelen presentarse? Y ¿cómo es el trabajo interdisciplinario? Porque en la Facultad lo vemos dentro del marco de la Ley de Salud Mental, la importancia del trabajo interdisciplinario pero después en la práctica, ¿cómo eso se lleva a cabo?

CG: El ámbito público me parece un ámbito maravilloso, sea la Facultad o los Hospitales son lugares maravillosos para capacitarse, formarse, hay mucho para hacer, la práctica en el ámbito público tiene mucho sentido social, un sentido comunitario, de poder ayudar realmente a la población con problemas de salud mental o promover la salud mental. No es necesario tener un problema de salud mental, se pueden promover políticas públicas de prevención de los trastornos mentales y de promoción de la salud global. Ahí hay muchísimo por hacer, para trabajar, y a mí me pareció un área muy interesante. Una vez que terminé la Residencia, fui elegido como Jefe de Residentes a pesar de ser de la minoría de terapeutas cognitivos, fue una sorpresa agradable para mí. La verdad me permitió ordenar la formación de los residentes como yo pensaba. Después cambiaron las residencias y con el tiempo fui siendo invitado a dar clases, a realizar supervisiones, de hecho participo activamente de supervisiones en varios Hospitales y estoy mucho en investigación ya que me formé como investigador en la UBA. Mi tesis doctoral la hice sobre Depresión y esta actividad de investigación me llevó a participar hoy en día en el Hospital de Clínicas, en el servicio de Gastroenterología.

En cuanto a la práctica interdisciplinaria, yo no le veo tanta dificultad como aparenta, me parece que hay mucho prejuicio y hay mucho prejuicio desde nuestra formación. Yo me recibí en la Facultad, y creo que eso aún continúa, con una formación anti-medicina, el poder médico, como que es el mal, que uno representa lo instituyente, que va a romper con eso e iniciar una guerra de guerrillas y es completamente errado entrar de esa manera. Conversando en confianza con los médicos me decían “pero, tus colegas piensan que nosotros somos malos y que estamos acá para hacer el mal”, porque pensamos que vienen con la industria farmacológica a aplastar la subjetividad y que son un poder oscuro. Creo que con esa actitud, se hace muy difícil relacionarnos con los profesionales del ámbito médico. Además, tenemos una formación de muchas materias anti-científicas y anti-positivistas. La ciencia no es el Positivismo del siglo XIX, pero como tenemos esa idea, tiramos a un lado todo lo científico. Como dicen los lacanianos, que son extraterritoriales y supuestamente es bueno hacer eso, pero no estamos en la discusión de la ciencia.

Lo que me pareció fascinante de la clínica basada en la evidencia es que discute y compara una intervención farmacológica con otra psicológica, o con una combinación de las dos, o con otras intervenciones de otro estilo, biológicas o psicosociales y van viendo cual puede ayudar a la población con el problema. Eso me parece que es lo que tenemos que hacer. En ese sentido, la verdad que yo charlo con un médico y no siento que seamos especies distintas, o sea, estamos trabajando en una dirección común, tratando de ayudar. Por suerte trabajo mucho con colegas psiquiatras, digo colegas en el sentido de trabajar mucho con profesionales de la psiquiatría, con profesionales de la salud, porque atiendo pacientes con trastornos mentales, severos y moderados como trastornos psicóticos y demás, y requieren un tratamiento farmacológico, La verdad que no encuentro dificultad, no encuentro conflicto, sino que encuentro todos beneficios de trabajar en equipo, especialmente en las patologías severas.

Después están los problemas institucionales. Las actitudes corporativistas, tanto nuestras como por parte de los psiquiatras en algunos contextos. Existen actitudes del estilo “Nosotros somos los más importantes y los demás nos tienen que asistir”. Pero realmente eso cambia en la medida que uno muestre resultados dentro de la comunidad científica, esto aplica no solo a psicología sino incluso a otros profesionales como Terapistas Ocupacionales y Musicoterapeutas, otras disciplinas que puedan aportar mucho a personas que lo necesitan. Entonces, yo veo muchos beneficios de trabajar con otras disciplinas y además me encanta hablar con personas de otras profesiones porque siento que es un diálogo mucho más enriquecedor que ponerme a hablar con gente que leyó o estudió lo mismo que yo, porque nos reafirmamos mutuamente, me parece mucho más interesante explorar otras perspectivas.

E1: ¿Y se incluyen otras disciplinas además de la psicología y la psiquiatría en estos equipos interdisciplinarios?


CG: Eso es lo que debería pasar, un poco por la naturaleza de la residencia pasa que terminamos siendo médicos y psicólogos. Pero la idea es que fuera con otras disciplinas también. Y no es tan fácil, es difícil porque a veces los servicios de asistencia social o de servicio social o el de terapia ocupacional no están tan integrados. Cada uno en su servicio, en su equipo separado. Eso me parece que va en contra del trabajo interdisciplinario. Por lo menos mi experiencia es que cuando trabajamos realmente juntos, es cuando podemos aprender a aportarnos, a enriquecernos y a colaborar, a realizar trabajo colaborativo. Y cuando estamos cada uno en su lugar es más “este versus el otro” más que la colaboración, un grupo profesional versus el otro “viste como son los de trabajo social”, “viste como son los de no sé qué”. Eso va ocurriendo y uno lo observa en los hospitales. También tienen que ver las variables personales, porque al trabajar en conjunto uno establece vínculos que aflojan un poco esas cuestiones y las van dejando de lado.


E1: ¿Podrías contarnos un poquito sobre tratamientos combinados y la importancia que tienen?


CG: Bueno, los tratamientos combinados en salud mental tienen que ver con psicopatología y psicoterapias, básicamente alude a eso. Podría pensarse en una versión más amplia de los tratamientos combinados, ¿no? Que incluyan otras cuestiones, a un paciente con esquizofrenia no le es suficiente un tratamiento farmacológico, un tratamiento psicoterapéutico, sino que necesita una intervención familiar, un grupo de habilidades sociales, un grupo de inserción laboral, social y toda la parte de terapia ocupacional y asistencia social. O sea, sería interesante que la combinación fuera más allá de psicólogos y médicos. Pero la verdad es que lo que está estudiado científicamente, que es poco, están más estudiadas las monoterapias que los tratamientos combinados. Y dentro de lo poco estudiado, la combinación de psicofarmacología y psicoterapias es lo más estudiado. Y muestran buenos resultados en los trastornos severos y crónicos. Los trastornos mentales, mientras más severos y crónicos son, menos cantidad de personas resultan afectadas. Es decir, los más severamente afectados son una minoría. Recuerden que es como una pirámide donde la minoría es lo más grave y crónico. Los recursos de la salud pública, mental, debieran aplicarse a esa población más severamente perturbada y no tanto repartida como es hoy en día que todos tienen 6 meses de tratamiento psicológico sea porque se pelearon con su pareja y van a terapia o porque tienen esquizofrenia. Eso no es razonable desde una política de salud; es como que una persona que se está muriendo de una enfermedad multisistémica recibiera la misma atención que alguien que se cortó el dedo. Entonces, me parece que eso deberíamos revisarlo en el campo de la asistencia en salud mental y redistribuir distinto los recursos. Y hay que repensar toda la inserción en la población, las internaciones. Que también por decreto se hacen breves, pero no se piensa en toda la reinserción, o tal vez se piensa pero no se lleva a la práctica, todo lo que es la reinserción social que está afectada con estos problemas. Porque además obviamente todos los problemas sociales y económicos repercuten muy gravemente y se agravan, es un círculo vicioso entre la patología y el problema socioeconómico severo, de vivienda, etc.


E2: Querríamos seguir indagando un poco respecto al ámbito de investigación ¿Cómo fue que te insertaste?


CG: Fue muy gradual. Ya a esta altura que tengo 23 años de carrera de graduado, yo me gradué en el 97, la verdad que lo del psicoanálisis quedó como una anécdota muy en el pasado. Cuando uno se gradúa hace tanto tiempo, el grado es como un recuerdo lejano y la inserción y demás. A mí me interesó una vez que termine la residencia trabajar en investigación. Paralelamente lo fui intentando hacer durante la residencia porque me parecía que con esta perspectiva de basarse en la evidencia no podemos sostener esa perspectiva y no generar datos locales, datos de nuestra población. Porque basado en investigación no es importar las conclusiones de investigaciones que se llevan solo adelante en el Reino Unido, en Europa Continental o en Estados Unidos. Sino que hay que investigar en nuestra población, ver cuáles son sus problemas, cuáles son sus características. Muchas cosas coinciden, porque muchas cosas son comunes en distintas culturas, por la globalización por ejemplo. La particularidad cultural no tiene el mismo rol que en otro momento de la historia, pero igualmente existen particularidades dentro de cada región del país, no es lo mismo la región urbana, metropolitana de Buenos Aires que la región del noroeste argentino, de Cuyo o del noroeste de la Patagonia. Cada región tiene su particularidad.

Entonces era coherente con lo que pensaba generar datos locales, ver por ejemplo las tasas de consumación del suicidio en nuestra población, como se dan, que podemos hacer los psicólogos. Somos el país con mas psicólogos del mundo y las tasas de suicidio son altas, eso es llamativo, algo no estamos haciendo bien.

Entonces trabajar en todo eso me pareció casi como una obligación ético-profesional y paralelamente, eso más como el debe ser y desde el punto de vista más personal, también realmente la asistencia es muy agotadora y el trabajo de investigación (si bien también es agotador) cambia la lógica, es una interacción rica del ámbito clínico al ámbito de investigación y a la docencia. Esa interacción de asistencia, docencia, investigación qué es el trípode de la práctica basada en la evidencia, para mí es muy estimulante. Está bueno hacer cosas distintas, escribir un artículo, revisar datos, estudiar para una presentación, una clase, un tema o para estudiar, un tema para investigar. Entonces ir teniendo esta multiplicidad de actividades en la práctica profesional me resulta muy estimulante. Me gusta mucho ese trabajo.


E2: Entonces vos concebís la investigación cómo parte integral de tu ejercicio profesional ¿verdad?


CG: Exacto, igual que la docencia. La docencia sobre todo, yo como docente, aparte de la materia de grado, trabajo en posgrado, formando clínicos y supervisando a clínicos que están comenzando. Es otra actividad que me encanta la verdad. La supervisión en terapias cognitivo conductuales consiste en escuchar o preferentemente ver, pero la mayoría de las veces escuchar las sesiones que van llevando adelante los terapeutas y ayudarlos a ver cómo van avanzando en esas supervisiones y cómo comienzan de una manera muy tosca (como todos hemos comenzado) cómo diciéndole al paciente lo que tiene que pensar, hasta lograr que haga un trabajo colaborativo, un buen cuestionando socrático ,un buen descubrimiento guiado o alguna intervención apropiada y que el diálogo fluye y el o la terapeuta va logrando ese arte de la terapia. La verdad es para mí muy satisfactorio también, esa tarea me encanta.


E2: Es muy interesante porque sale de lo que a veces se piensa del investigador como alguien apartado que se dedica solamente a un área de conocimiento y está en su laboratorio ó en su área y nada.


CG: Exacto, esta es la investigación en el área clínica. Por ahí en otras áreas de la psicología básica tienen otras características.


E2: ¿Y qué posibilidades tiene de inserción laboral un investigador y puntualmente las investigaciones y los investigadores argentinos en el mundo?


CG: La verdad es que en nuestro campo, por lo menos en el área de la psicología, hay una escasez de por ejemplo profesionales formados en estadística, que puedan escribir bien en inglés y que puedan leer bien en inglés. Yo les diría que cualquiera de los estudiantes o graduados recientemente que quiera insertarse en esto, con una buena base de inglés y estadística tienen una ventaja muy grande y gran posibilidad de inserción porque es algo muy requerido y pocos profesionales estamos bien formados en esto. Y bueno, después, en el exterior estamos un poco complicados en el contexto de pandemia para movernos, pero atravesando esa situación la verdad es que la experiencia afuera es fundamental. Yo he tenido la oportunidad de estudiar en Pensilvania en el Beck Institute y después estudiar en la Universidad de Amsterdam con Claudi Bockting que la semana que viene publicaremos su libro que traducimos al castellano, y gente de allá como Denny Borsboom, Denny Borsboom que son de los autores más influyentes en el ramo de la psicología en el ámbito de la depresión y del área del diagnóstico, con la red causal compleja que también ahora estamos trabajando en colaboración con el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Amsterdam.

La verdad es que todo esto es sumamente interesante y mucha gente de todos los países del mundo, yendo de un lado a otro, estableciendo redes de colaboración, la verdad es que también superamos la rivalidad del idioma y comenzamos a hacer las experiencias de un contexto de rotación libre de las residencias. En el contexto de algún intercambio durante la carrera de estudio, de grado o de un equipo de investigación. Son las vías de inserción.

Es un camino difícil, no pretenden hacerse ricos ni nada parecido. Es algo que es sumamente gratificante.


E2: Ya actualmente ¿Cuál es el tema que te convoca? Y ¿Cómo es ese el proceso de investigación de la temática?


CG: Hoy en día estoy trabajando mucho sobre la inclusión de tecnologías en los tratamientos psicológicos. Desde el año pasado que estamos trabajando en el desarrollo de una aplicación, antes de la pandemia empezamos a trabajar con una aplicación para las personas con trastornos gastrointestinales-funcionales, que son patologías que se dan en personas con mucha prevalencia de trastornos de ansiedad, depresión, resultando de la interacción del eje cerebro-intestino. Y diseñamos una aplicación para registrar los factores psicólogos que inciden en tales trastornos, es una aplicación que se puede utilizar en general en terapia cognitivos-conductuales.

La desarrollamos junto a médicos gastroenterólogos del Hospital de Clínica y doctores en sistemas, del departamento de computación de la Facultad de Ingeniería, todo de la Universidad de Buenos Aires. Y la verdad que es un trabajo también muy interesante, trabajar con estudiantes de ingeniería, doctores en informática y médicos gastroenterólogos. Salir de la salud mental y salir del ámbito de salud en general y trabajar con ingenieros que están muy interesados en inteligencia artificial y en todo eso, a mi me parece que es algo en lo cual yo pienso que vamos a tener que formarnos todos porque los tratamientos psicológicos hoy en día basados en internet, o sea, tratamientos sin terapeutas están teniendo lugar, están obteniendo buenos resultados... los profesionales vamos a ser en gran parte reemplazados y creo que nuestro trabajo va a consistir mucho más en investigar y en diseñar intervenciones que en llevarlas a cabo efectivamente las intervenciones. Porque la tecnología va a avanzar y es mucho más fácil acceder a todos estos tratamientos en cualquier lugar del mundo donde estés, estés en el medio del campo o estés en una ciudad la verdad que alguien que está en un pueblo rural no tiene acceso a terapia igual que alguien que esté en Buenos Aires y conectado a una red va a poder recibir tratamientos, entonces las terapias también a distancia, a través la teleterapia y la telesalud... es todo algo que me parece que tiene mucho para desarrollarse. Ahí es donde estoy trabajando hoy en día, con los trastornos gastrointestinales funcionales pero con la inclusión de las tecnologías digitales en los tratamientos psicológicos.

Hay mucho, mucho sobre eso ¿no? para hablar, un montón, pero resumido sería eso. Lo vamos a presentar en el congreso.


E2: ¿Tu predicción para el futuro sería que los psicólogos vamos a estar más cerca del diseño que de la implementación?


CG: Yo creo que sí, los profesionales al menos los bien formados, si.


E2: Lo grabamos para el futuro para cuando sea así, vos lo dijiste primero.


E1: ¡Lo dijo en REpsi!


(Risas)


CG: Lo pueden grabar, está chequeado, registrado


E2: Bueno no sé Belén si ¿vos querés cerrar?


E1: Si, cerraría con ¿Qué significa para vos la investigación?


CG: La investigación es como realmente no quedarse con una posición cerrada dogmática y abrirse a lo que va ocurriendo en la realidad y lo que es realmente saber qué es lo que pasa en el mundo y no quedarse con lo que pasa en nuestra mente solamente, sería una definición.


E2: Bueno, por mi parte yo no tengo más preguntas, agradecerte por tu tiempo, debes estar con mil temas asique muchísimas gracias por estar en esta entrevista, que fue muy enriquecedora y seguramente les va a venir bien a muchos estudiantes y graduados.


CG: Muchas gracias por la invitación, un placer hablar con ustedes y estoy siempre disponible.

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